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  • “Todos [los videos que vimos en el curso] me impactaron, todos me impactaron mucho, fue muy educativo verlos. A mí todo el curso me pareció, la verdad, muy educativo para nosotros los padres, o sea, muy, muy bueno. Como dicen, no nacemos sabiendo ser padres, pero es bueno irlo aprendiendo. Todo lo que vimos en el curso, la verdad, para mí fue muy, muy educativo, muy, muy bueno.“Sin que se lo pida, mi hija ha tenido mayor disposición para hacer tareas de la casa”.

  • “Mi hijo ya no me reclama tanto, le digo algo y es como: “sí, ok, lo hago”, pero ya no es: “Ay, no, ya déjame en paz!”. A lo mejor ya no estoy tan encima, ya no le grito tanto.

  • “Me relajé un poco y dejé de estar exigiendo a mi hija que limpiara el cuarto, y ahora ella tiene mayor orden y limpieza en su cuarto”.

  • “Empecé a identificar la importancia de hablar de corazón a corazón, porque anteriormente era muy hiriente y le decía a mi hija cosas como: ´Ves este cochinero, parece que vive un puerco aquí, te va a salir una araña´, eran palabras hirientes y lo dejé de hacer”.

  • “Me di cuenta de cosas que antes no me daba cuenta”.

  • “Identifiqué por qué mi hija me demandaba tanta atención y me di cuenta que le hacía falta contacto, tiempo especial”.

  • “Considero que desarrollé la empatía de una mejor manera”.

  • “Aprendí a analizarme para entender cómo explotaba, regañaba y castigaba a mi hija, y cómo continuaba siendo parte de su comportamiento inadecuado, lo viví como un aprendizaje, aprendí a ser autocrítica”.

  • “Me di cuenta que antes estaba en el teléfono, estaba cocinando, etc., mientras mi hija me estaba hablando, y yo le decía: “Sí, te estoy escuchando, ¡ajá!, sí, sí, adelante, ¿Qué más?”, o “Ándale, porque yo me tengo que ir, dime, dime”, sin realmente prestarle atención. Ahora dejo lo que esté haciendo, la miro a los ojos y le presto toda mi atención. Me di cuenta que yo realmente no le prestaba atención y aprendí cómo hacerlo. Me he dado cuenta que la que cambió fui yo”.

  • “Supe cómo manejar una situación con mi hija, en la que reaccioné de manera muy diferente de cómo lo había hecho antes, siendo más empática y compasiva, comunicándome de mejor manera y escuchando sus necesidades. Logré calmar su llanto y su sentimiento de tristeza, en lugar de regañarla y hacerla sentir más mal. Debido a eso, mi hija llegó a la casa serena y tranquila, en lugar de lo que pasaba antes, que terminaba llorando, pataleando, aventando la puerta y enojada”.

  • “Antes me enganchaba en situaciones como la comida, y le decía: “Tienes que comer”. Siento que antes me comportaba como una adolescente con mi hija, en una lucha de poder y se complicaba mucho”.

  • “He utilizado mucho la herramienta de estimular las actividades que mi hija hace, en referencia a las labores del hogar”.

  • “Ha dejado de presionar a mi hija como lo hacía antes, dejándola ser cada vez más ella”.

  • “Ha notado cambios en mi hija en cuanto a acercarse más a mí, contarme cosas que antes no lo hacía. También he notado que me pide un abrazo”.

  • “Ahora retroalimento a mi hija cuando no obedece lo que le pido, expresándole cómo me siento y lo que espero de ella, cuando antes me le iba “a la yugular” cuando eso pasaba, creando situaciones muy dolorosas y conflictivas,  castigándola. Ahora no me tomo las cosas tan a pecho”.

  • “Le decía cosas que no me gustaban, y se las comentaba justo en ese momento y estaba insistiendo, insistiendo, ahora le digo cosas concretas, lo estimulo, de manera breve, y cuando hago lo de la estimulación por algo concreto y sin tanto rollo, le veo su cara de felicidad”.

  • “Ya no grito, ya no vocifero o me enojo, ya no me engancho tanto, estoy más atenta a lo que hacen, más que en lo que no hacen, pongo más atención, y estoy tomando conciencia en que no son ellos el adjetivo, es la acción”.

  • “Siento más feliz a mi hijo, más receptivo, me cuenta más cosas”.

  • “Mi hijo siempre ha sido muy amoroso, pero yo era como que: ´¡Ay, ya no!´, pero ahora no, ahora lo acepto, lo recibo y le respondo. Me tomo ese tiempo para decirle: “Yo también te amo”, y estar ahí en ese momento presente”.

  • “Ha mejorado la disciplina, porque ya se baña todos los días, arregla su cuarto. ÉL sabe cuáles son sus tareas y él hace sus cosas. Hicimos una serie de tareas que tiene que hacer, diarias, mensuales y semanales, y él las está llevando a cabo”.

  • “Comprender el comportamiento, la importancia del tiempo especial”.

  • “El poder cambiar el viejo esquema, el saber que hay una manera diferente de interrelacionarse de una manera respetuosa y amorosa”.

  • “Que sí se puede aprender a ser padres, qué sí podemos ser útiles para desarrollar sus capacidades”.

  • “Me gustó mucho conocer herramientas que me ayudan a mejorar la relación con mi hijo, y también conocer la problemática de otros papás y cómo la manejan”.

  • “Saber que uno es el problema principal, y que a medida de que aprendo a sentirme, puedo reaccionar de manera más asertiva”.

  • “Identificar por qué mi hija me demanda atención”.

  • “Creo que me portaba como adolescente con ellos y no como rol de mama”.

  • "Es un curso muy interesante para aplicar".

  • “Creo que me doy cuenta cuando la riego, a veces se me va el rollo, pero luego recuerdo una que otra herramienta y la aplico. Me gustaron los videos de ejemplos y la experiencia de los demás padres. ¡Muchas gracias!”

  • “Muy agradecido por aprender a relacionarnos con nuestros hijos, ser una guía útil, para que sean personas alegres y resilientes”.

  • “Fue muy bueno poder conocer otras familias y situaciones no había vivido”.

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